Un enfoque estructurado para que la educación financiera tenga un factor ordenador
La incorporación de la educación financiera en el sistema educativo contribuirá al crecimiento sostenible del mercado de capitales local y al bienestar financiero de futuras generaciones.
Por Guido Lanzillotta, Director ejecutivo de Assur Capital y presidente BCBA Joven
En los últimos años, Argentina ha experimentado un crecimiento significativo en la apertura de cuentas comitentes, especialmente entre los jóvenes. Entre 2021 y 2023, el número de cuentas comitentes activas se disparó, impulsado por la búsqueda de alternativas de inversión frente a la inflación y las restricciones cambiarias. Según datos oficiales, entre 2021 y 2022, las cuentas comitentes pasaron de 1,5 millones a 3,6 millones, lo que representa un crecimiento del 140%. En 2023, la tendencia continuó con la apertura de más de 515,000 nuevas cuentas, superando así la barrera de los 4 millones.
Este aumento en la participación juvenil en el mercado es una señal alentadora, pero también plantea importantes desafíos. La falta de educación financiera formal en Argentina expone a estos nuevos inversores, muchos de ellos muy jóvenes, a ciertos riesgos, tanto de coyuntura como de operatoria. Sin el conocimiento adecuado, es fácil que caigan en la especulación de muy corto plazo o que sus portafolios estén configurados de una manera desbalanceada. Tal situación puede fácilmente perjudicar su performance en el mediano y largo plazo, tornándose desalentador para estos nuevos inversores.
Es innegable que el acceso a la información a través de divulgadores en redes sociales, canales de YouTube y podcasts ha sido de inmensa ayuda y valor, especialmente para aquellos que ya tienen un interés y una curiosidad innata por el mercado de capitales. Sin embargo, para que el crecimiento en la participación financiera juvenil sea sostenido y responsable a futuro, es esencial que se complemente con una educación formal que llegue a una mayor cantidad de jóvenes en la primaria y el secundario. Es tarea esencial comenzar desde hoy a formar a los inversores del futuro, con al menos nociones teóricas básicas que son propias de una etapa previa al desarrollo profesional y a una eventual operatoria bursátil. No basta con el acceso a información fragmentada; se necesita un enfoque estructurado que sea un factor ordenador de la educación financiera. El objetivo es que las herramientas con las que estos jóvenes contarán en el futuro les permitan interactuar con el mercado y las finanzas personales de una manera más informada y precisa.
En varios países, la educación financiera ya es una materia integrada en la currícula escolar. Por ejemplo, en Estados Unidos, 27 estados han implementado cursos obligatorios de educación financiera en las escuelas secundarias. En Canadá, la provincia de Ontario ha integrado la educación financiera en su currícula desde 2011, y en el Reino Unido, la educación financiera se ha incluido en las escuelas desde 2014, abarcando temas como el presupuesto, el ahorro y la comprensión del crédito.
Dado este contexto e inspirados desde la vocación, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires Joven hemos emprendido esfuerzos para realizar un aporte práctico. Es en tal sentido que desarrollamos programas de educación financiera en clubes de barrio, con la visión de ampliar el acceso al conocimiento de las finanzas personales. Estos programas buscan acercar a los jóvenes y a sus familias a conceptos básicos de las finanzas y el mercado de capitales, permitiéndoles evacuar dudas y tener un acercamiento a la temática con mayor profundidad.
En el caso específico del Club Mitre de Avellaneda, la experiencia fue reveladora. Notamos un gran interés y entusiasmo de parte de los jóvenes por aprender más sobre cómo manejar sus finanzas personales y entender el funcionamiento del mercado. A su vez, estos módulos de educación financiera nos permitieron detectar preocupaciones de docentes y familias por lo contraproducente que muchas veces se vuelve la inmediatez que la tecnología le da a los jóvenes. No es ningún secreto que muchos jóvenes en nuestro país lamentablemente terminan siendo usuarios de plataformas informales y no reguladas de inversiones y juegos de azar.
Además, durante varias sesiones del programa, nos sorprendió escuchar cómo algunos jóvenes, desde una edad muy temprana, ya habían operado con criptomonedas antes que con acciones o bonos. Esto subraya la necesidad urgente de una educación financiera formal que no solo explique cómo funcionan los mercados tradicionales, sino también los nuevos instrumentos financieros que están capturando la atención de las generaciones más jóvenes. La familiaridad de estos jóvenes con las criptomonedas, a menudo adquirida a través de internet y las redes sociales, contrasta con su desconocimiento de otros activos financieros más convencionales y menos volátiles.
El caso más reciente y relevante ocurrió en julio de este año, cuando la Bolsa de Comercio de Buenos Aires Joven participó como cuadro técnico y de recurso humano de la Ley de Educación Financiera en Chubut. Esta provincia se convirtió en la primera jurisdicción en Argentina en incluir nociones de educación financiera en la currícula para estudiantes de primaria y secundaria, tanto de escuelas públicas como privadas. Este avance es un logro significativo que marca el inicio de un cambio transformador en cómo se puede abordar la educación financiera en nuestro país.
El camino hacia la implementación de la educación financiera en todo el país es largo y lleno de desafíos. Sin embargo, nuestro deseo es que lo logrado por la provincia de Chubut sea solo el comienzo. Deseamos que esta iniciativa se replique en otras provincias y eventualmente se convierta en una política de educación pública que trascienda las divisiones partidarias. Solo así podremos asegurarnos que la educación financiera penetre profundamente entre los jóvenes argentinos, contribuyendo al crecimiento sostenible del mercado de capitales local y al bienestar financiero de futuras generaciones.
Este es un momento crucial para el futuro financiero de nuestro país, y estoy convencido de que, con el esfuerzo conjunto de instituciones como la Bolsa de Comercio de Buenos Aires Joven y la voluntad política de múltiples actores, podemos construir un sistema educativo que prepare a nuestros jóvenes para los desafíos económicos del mañana. El futuro de Argentina está en sus manos, y debemos hacer nuestro aporte con la intención de que puedan estar equipados con las herramientas adecuadas.